Entre alas y conciencia ambiental: la mirada de Mariluz Anaya Villegas sobre las mariposas

Cada invierno, la llegada de la mariposa monarca transforma los bosques del Estado de México y Michoacán en un santuario natural. Para la bióloga Mariluz Anaya Villegas, egresada de la UAEMéx, este espectáculo no solo es belleza: es un mensaje urgente sobre la relación entre el ser humano y la naturaleza.

Especialista en lepidópteros, Anaya Villegas ha dedicado su trabajo científico a entender cómo las mariposas responden a los cambios ambientales. México, explicó, alberga una de las mayores diversidades de estas especies en el mundo, y regiones como Malinalco aún conservan condiciones que permiten su permanencia.

Su investigación reveló que factores como la temperatura y la luz solar influyen directamente en el desarrollo de las alas. Variaciones en el color o la forma no son casuales, sino señales claras del estrés ambiental provocado por la actividad humana.

A pesar de ello, la científica destacó un hallazgo esperanzador: los jardines, parques y áreas verdes urbanas pueden convertirse en verdaderos corredores biológicos si se diseñan con diversidad vegetal y respeto por los ciclos naturales.

Anaya Villegas también llamó a replantear prácticas comunes, como la manipulación de mariposas o la siembra limitada de algodoncillo. “La conservación no se trata de una sola planta, sino de crear paisajes vivos y complejos”, explicó.

Más allá del laboratorio, la bióloga apuesta por la divulgación científica. A través de la Red de Divulgadores “Atomium” y su proyecto creativo “Metanoia”, busca acercar el conocimiento a la sociedad y despertar una conexión emocional con la biodiversidad.

“Las mariposas representan transformación”, afirmó. “Si aprendemos a observarlas y respetarlas, también podemos transformar nuestra forma de habitar el planeta. Son grandes indicadores de la salud ambiental y nos recuerdan que cuidar la naturaleza es, en el fondo, cuidarnos a nosotros mismos”.