Cuádruple hélice: gobierno, iniciativa privada, academia y sociedad civil – El modelo de éxito económico y social del futuro.

Todos hemos escuchado hablar de la triple hélice, este modelo que pone a trabajar juntos a gobierno, empresas y universidades para impulsar la innovación y el desarrollo económico, suena un tanto utópico para bien, ¿verdad? El problema es que, como en cualquier mesa de tres patas, si una falla, la cosa se tambalea y lo cierto es que en México, más de una de esas patas suele cojear.

Pero resulta que hoy la conversación ya no se queda en tres, sino en cuatro: la sociedad civil se ha sumado como la cuarta hélice que le da equilibrio, fuerza y sentido humano al modelo, en otras palabras ya no basta con que políticos, empresarios y académicos se repartan la pelota, ahora hay que invitar también a quienes viven, sienten y padecen las decisiones todos los días: la ciudadanía que en el último de los casos somos todos.

¿Por qué la cuarta hélice importa?

Según datos de la OCDE los países que logran una mayor colaboración entre el sector público, privado, académico y social, registran hasta un 30% más de eficiencia en proyectos de innovación y desarrollo sostenible. ¿La razón? Porque la sociedad civil aporta lo que a veces los otros tres olvidan: realismo, empatía y presión ciudadana.

De nada sirve que el gobierno inaugure un parque tecnológico con moño si no hay seguridad para llegar, o que las universidades gradúen doctores en robótica si las empresas no generan empleos de calidad, o que la iniciativa privada traiga inversión millonaria si la comunidad local termina desplazada, ignorada o hundida en la gentrificación.

La sociedad civil es esa voz incómoda que levanta la mano y dice: “Oigan, ¿y esto para qué sirve? ¿y para quién?”. Y aunque a veces incomode, esa es precisamente su función.

Un poco de sarcasmo (porque se necesita)

En México somos expertos en cortar listones y organizar foros con títulos rimbombantes: “Innovación, futuro y prosperidad sostenible 2050”. El salón lleno, los discursos largos, los aplausos eternos… pero cuando se apagan las luces y se recoge el escenario muchas veces no pasa nada.

Ahí es donde la cuádruple hélice se diferencia, porque no se trata de un evento para la foto, sino de un modelo de corresponsabilidad, el gobierno pone reglas claras (cuando quiere y cuando puede), la iniciativa privada invierte (siempre y cuando haya certidumbre), la academia forma talento (aunque a veces tarde en actualizar programas y en egresar talentos), y la sociedad civil empuja, vigila, propone, acciona y exige, logrando un verdadero sistema de pesos y contrapesos.

El futuro que queremos

Si algo nos enseñó la pandemia es que la colaboración salva, vimos gobiernos improvisando, empresas reconvirtiendo fábricas para producir insumos médicos, universidades desarrollando vacunas, y sociedad civil organizando colectas y redes de apoyo, ese fue un ensayo general de la cuádruple hélice en acción en un caso de extrema urgencia.

Ahora imaginemos esa misma lógica aplicada a temas como el nearshoring, la transición energética, la movilidad urbana o la educación digital, el potencial es enorme y ojo, no hablamos de sueños guajiros, hablamos de un modelo probado, en países nórdicos, por ejemplo, los consejos de innovación integran a los cuatro actores y logran índices de competitividad y bienestar social que parecen sacados de un cuento de hadas, pero no lo es.

El futuro no se construye en solitario ni en trincheras separadas, la cuádruple hélice nos recuerda que la innovación y el desarrollo económico deben tener rostro humano, porque al final, de nada sirve ser la fábrica más eficiente si no somos la sociedad más justa.

Así que la próxima vez que veamos a un político cortar un listón, a un empresario presumir inversión, a una universidad anunciar un nuevo programa o a la sociedad civil proponer, por que quejarse sin organización no sirve de nada.

Recordemos que todos son parte de la misma hélice, una que, si gira al mismo ritmo, puede convertir al Estado de México y al país entero en un modelo de éxito económico y social.