En el mundo actual, donde cada marca compite por segundos de atención en una pantalla, las historias se han convertido en el mejor activo del marketing, ya no basta con decir qué haces o qué vendes; el público quiere saber quién eres, por qué existes y qué te hace diferente, en pocas palabras, las audiencias quieren escuchar tu historia, no tu discurso de ventas.