La tarifa no es el problema, es la solución
- Arturo Huicochea

- hace 7 días
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Vida Pública
El “tarifazo” al precio del transporte público en el Estado de México es un golpe al bolsillo: es una lección de incompetencia. El anuncio, hecho en la noche de viernes a sábado —un auténtico “sabadazo” demuestra que cuando se decide sin evidencias ni claridad de propósito, los costos los paga la ciudadanía y todos perdemos.
No hay justificación técnica que explique subir la tarifa de un servicio que no funciona, no mejora y no satisface a nadie. Los usuarios enfrentan cada día unidades viejas, rutas caóticas, inseguridad, esperas interminables y operadores que compiten entre sí por pasaje, porque el modelo vigente sigue siendo el del “hombre-camión”. Cada chofer trabaja a destajo, cobra lo que puede y arriesga su salario y su vida en las calles. La autoridad actúa sin rumbo ni planeación.
El gobierno estatal pareciera desconocer su propia ley. La Ley de Movilidad y Seguridad Vial del Estado de México, establece que la tarifa debe fijarse de manera técnica y dentro de un sistema integral, con subsidios sociales, evaluación social y mejora continua.
Sin embargo, el gobierno optó por aumentar el pasaje sin transformar el modelo. El resultado será el mismo: un servicio caro, deficiente y contaminante. La medida no ordena el transporte ni mejora su calidad; sólo agrava la desigualdad social y multiplica el descontento.
En política pública, este tipo de decisiones son ejemplos de cómo una acción aislada, sin sistema ni diagnóstico, termina agravando el problema que iba a resolver.
El error es discutir la tarifa como si fuera un castigo. En realidad, la tarifa es la llave de la modernización, si se usa dentro de un modelo integrado y técnicamente sustentado.
El Estado de México necesita migrar hacia un esquema donde los operadores trabajen bajo contratos por kilómetro recorrido, con recaudación centralizada, pagos fijos e incentivos al buen desempeño, y la calidad del servicio evaluada por los usuarios.
Así, el ingreso dejaría de depender de la “carrera” por el pasaje y pasaría a un sistema de desempeño, a partir de un fondo común que permita planificar y sostener financieramente el sistema. Además:
Subsidios focalizados en estudiantes, adultos mayores, mujeres jefas de familia y personas con discapacidad.
Actualización tecnológica con GPS, cámaras, wifi, botón de pánico y pago electrónico.
Extensión del servicio las 24 horas, por zonas y rutas determinadas.
Integración de los sistemas y trasbordo entre: tren, metro, Mexibús, Mexicable, taxis por aplicación y bicicletas públicas, con un solo sistema de pago.
Participación activa de los ayuntamientos, al ordenar paradas, gestionar estacionamientos y garantizar seguridad vial.
Así, la tarifa dejaría de ser el centro de la polémica para convertirse en la base de un sistema moderno, equitativo y sostenible.
El “sabadazo” no sólo fue un error; es una advertencia. Si el gobierno ignora la ley y la técnica, y decide sin estrategia, castiga al ciudadano.
Lo que el Estado de México necesita no son incrementos improvisados, sino una reforma integral del transporte público: aquella que la ley ya ordena y que la técnica ya permite.
Más que aumentar la tarifa, el gobierno debería consultar a quienes han estudiado, diseñado e implementado políticas públicas de movilidad con base en evidencias y claridad de resultados. Un sistema eficiente no se decreta: se construye con conocimiento, voluntad política y visión de Estado.
No falta dinero, falta talento, voluntad política y Estrategia Integral.
@ArturoHuicochea






















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