Ari Guzmán: Pasión, velocidad y una historia que acelera desde Valle de Bravo

Esta tarde en Valle de Bravo, entre montañas y caminos llenos de historia, nos recibe Ariana Guzmán, o Ari Guzmán como le dicen con cariño en todos lados, una piloto que lleva la velocidad en las venas y la pasión en cada curva. Desde su hogar y tierra natal, comparte con nosotros una charla íntima sobre sus orígenes en el automovilismo, su amor por las pistas, y el gran reto que se avecina: cerrar temporada en el Autódromo Hermanos Rodríguez en la exigente categoría de turismos.

“Mi nombre es Ariana Guzmán, soy originaria de aquí, del municipio de Valle de Bravo. Ser piloto de autos de carreras es mi hobby, sí, pero también mi gran pasión”, nos dice con entusiasmo.

Aunque estudió Derecho y ejerce como abogada, su corazón pertenece a las pistas. Ha corrido en disciplinas como rally de regularidad, velocidad, circuito y ahora turismos, donde debutó este año en la México Racing Cup, a bordo del auto número 80 de la escudería Ingeniería Rosa.

Pero todo empezó de forma inesperada. “Fue un accidente bonito”, recuerda entre risas. Su hermana Dali, su gemela y su gran aliada, la inscribió sin previo aviso a una carrera femenil en Ciudad Altamirano, Guerrero. “Me dijo: ya te inscribí, vamos a probar. Cuando me subí por primera vez a ese auto de carreras… ya no me bajé”, relata. Era 2006. Ese día no solo ganó la carrera, también encontró su vocación.

Desde entonces, ha explorado distintas categorías, muchas veces acompañada por Dali, con quien ha formado dupla en pruebas de rally de regularidad. Aunque las exigencias del trabajo como abogada a veces limitan su tiempo en pista, Ari no pierde la intención de regresar juntas a competir.

La conversación fluye y Ari toca temas que pocas veces se cuentan en el automovilismo: los retos de ser mujer en un deporte dominado por hombres, los detalles técnicos que implican competir siendo “chaparrita”, como ella misma se describe. “Siempre ha sido un tema ajustar el asiento o el arnés… pero se logra”, dice con firmeza.

Ahí es donde Ingeniería Rosa entra en escena, un proyecto liderado por la ingeniera Beatriz, que decidió poner en pista un auto rosa con causa, pasión y mucha visión. “Beatriz soñó con este coche y cuando buscaba piloto, me encontró. Yo feliz de subirme al 80”, cuenta Ari. El proyecto ha sido respaldado por marcas como Gates, Prestone y Oroborus, y ha reunido a un equipo mixto de mecánicos, pilotos y asistentes donde las mujeres tienen un lugar cada vez más protagónico.

“Ha sido una temporada de muchísimas experiencias. He aprendido tanto, me he exigido tanto… y también he recibido tanto apoyo, de amigas, amigos y colegas. Ha sido un verdadero trabajo en equipo.”

Con la mente y el corazón puestos en el próximo 1º de noviembre, día en que cerrará la temporada en el Autódromo Hermanos Rodríguez, Ari se mantiene enfocada: “No hay que adelantarse, primero hay que terminar bien esta temporada”. Aun así, deja entrever que el 2026 traerá nuevos retos, proyectos y, seguramente, más velocidad.

Cuando se le pregunta qué se siente estar tras el volante, Ari no duda: “Es un mood increíble. Te desconectas del mundo, solo estás tú, el coche, la pista… Sientes la adrenalina, el calor, la tensión. Cada decisión cuenta y se toma en segundos. Pero al final, soy feliz ahí.”

Y así, entre emociones, recuerdos y planes a futuro, Ari Guzmán demuestra que la pasión no tiene género, ni edad, ni límites. Solo necesita un auto, una pista y el deseo de seguir acelerando.